miércoles, marzo 18, 2009

Etica vs. Capital




La Revolución Francesa, después de la guerra de independencia americana, fue el clímax de una situación de inestabilidad social generalizada en todo el mundo occidental a finales del siglo XVIII. La aristocracia obviamente contra-revolucionaria opuso una enconada resistencia que hizo devenir el proceso en un conflicto encarnizado. Conceptos como el de derecha e izquierda política, nacieron para el mundo en aquellos momentos, directamente de la asamblea nacional francesa. La burguesía, con el inestimable apoyo de las masas, tras una década de gobierno revolucionario, plagado de intrigas y despropósitos, se liberó de los derechos de sangre de los reyes, del feudalismo de la aristocracia y de los privilegios del clero, sin embargo excluyeron de su proyecto tanto a los campesinos como a los asalariados, a los que debían en gran medida el éxito de la revolución, se argumentó entre otras que solo aquellos que poseen algo son capaces de valorarlo y por lo tanto de conservarlo y defenderlo (?), acabando de un plumazo con el sentido democrático de la revolución. Las Wiki-biografías de Babeuf y Fouché ilustran suficientemente este fiasco. ( se atribuye a Fouche la paternidad de la frase “todo hombre tiene su precio, solo hay que saber cual.”, sin embargo a Babeuf tuvo que enviarlo al cadalso, ¿no pudo averiguar cual era su precio?).

http://es.wikipedia.org/wiki/Babeuf

http://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Fouch%C3%A9


En muy poco tiempo, desde principios del siglo XIX, la victoriosa burguesía se fraccionaría, escindiéndose de ella el sector de la Banca, los grandes propietarios y los magnates de la bolsa que a partir de entonces asumen el antiguo papel de la nobleza, erigiéndose como una autentica aristocracia financiera, frente a la burguesía industrial, supeditada a la primera, y la pequeña burguesía a la que pertenece la clase media en toda la amplitud de su espectro social. Desde ese momento, hasta hoy día, el sector bancario posee las “tablillas de las destinos” (1), y el ejemplo que están dando es lamentable cuando menos. Esta elite financiera, la oligarquía en estado mas puro, es la responsable de un sinfín de atrocidades medioambientales y genocidios anónimos en pro del beneficio económico, durante ya demasiado tiempo.
Claro que como grupo de presión por excelencia, se pueden dar el lujo, entre tantos, de pasarse la ética por el forro, ahí esta el escándalo de la AIG estadounidense, el ultimo a fecha de hoy.

http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5gtj03MvkIBjnxibte_d_mH4qMJlQ

http://www.blogger.com/%20http://es.wikipedia.org/wiki/American_International_Group


El hombre es en determinados aspectos una criatura frágil y en general extremadamente débil frente a las tentaciones y que además confunde con facilidad el éxito en la vida, con el nivel económico y social, entre otras cosas. Da la impresión de que el dinero deshumaniza a las personas, pero el dinero es solo una cosa, no tiene la culpa de nada, lo que en realidad indigna de todo esto, es la actitud de algunas personas, no es la desigualdad económica, es la explotación del hombre por el hombre, como medio para sustentarla. Este ultraje que representa el pésimo reparto de la riqueza, antaño era mucho mas evidente que ahora, el poder se halla inmerso en las profundidades del entontecido mar de la clase media. Hoy en día, en el maremágnum de las desmesuradas ciudades, es muy difícil diferenciar por su aspecto, por su forma de pensar o por el coche que conduce, al dueño de una multinacional de un fontanero, aunque esto no sea en realidad mas que un espejismo sutilmente elaborado a tal efecto. Es por esto que un fundamentalista islámico no distingue entre un vagón de metro lleno de curritos y el chalé del presidente de un club de futbol.
El hinduismo sostiene que quien se deja atrapar por lo material, no escapa a la rueda de nacimientos, que es de lo peor que le puede suceder a uno, asimismo las demás religiones han despotricado del egoísmo, la avaricia o la usura (muchas veces en un alarde de hipocresía de la peor), sin embargo es una lastima que a los mangantes, quiero decir a los magnates, este tipo de amenazas no les impresione en absoluto. Hacer con ellos lo que se hizo con la nobleza en su día, por muchas ganas que se tengan estaría un poco fuera de lugar, por el momento, aquellos que de verdad tienen motivos para acabar con el “Antiguo Régimen” actual, están lejos y carecen de medios. No hablo del mundo árabe, los únicos que aun siendo lo bastante victimas y contando con medios suficientes, son al mismo tiempo demasiado culpables como para liderar una movida en ese sentido. Ya veremos.
“No es mas feliz quien mas tiene, sino quien menos necesita”. No se cual es la fuente, me gusta porque suena muy laico y además es una verdad extrapolable a otros niveles distintos del estrictamente personal. A nivel empresarial “No es mejor empresa la que mas activos tiene sino la que no necesita subvenciones”, incluso me atrevo a decir “no es mejor empresa la que mas empleados tiene sino la que menos necesita” (soy un tecnócrata, que le vamos a hacer, adoro la ciencia y la tecnología), “no es mejor ciudad la que tiene mas hospitales, (mas policías, bomberos, concejales, trafico, turistas, etc.) sino la que menos los necesita”, incluso fíjense, “ No es mejor organización la que mas normas o leyes tiene, sino la que menos las necesita”, da que pensar.
Finalmente me pregunto cuanto tiempo podrán resistir las selvas ecuatoriales, el ritmo de las empresas madereras y los latifundistas. El desierto avanza. Me viene a la cabeza una película en la que unos extraterrestres bastante repulsivos, disfrazados de humanos, tras infiltrarse en la elite política y económica, pretenden adecuar el clima de la tierra, demasiado húmedo para sus alienígenas necesidades vitales, forzando la desertización. Aunque su comportamiento no sea muy diferente de los de la ficción, espero sinceramente que la gente influyente real, sean auténticos seres humanos y tengan nietos por los que preocuparse.
Necesitamos una nueva revolución, el ser humano necesita una sociedad distinta de la actual, un proyecto en el que confíe, un modelo mejor.

(1). En la mitología sumeria “las tablillas de las destinos” representan el Poder, por entonces en manos de los dioses.