martes, noviembre 02, 2010

Zoon Politikon &II




"Art. 29. Cuando el gobierno viole los derechos del pueblo, la insurrección es el mas sagrado de los derechos y el mas indispensable de los deberes." (declaration des droits de l'homme, Robespierre 1792.)

El capitalismo es un Golem al servicio de si mismo, un genio malintencionado sin amo, un estupido zombi que se devora a si mismo, sin embargo también hace exhaustivos estudios de mercado y efectúa balances financieros. El comunismo fue herido de muerte por Stalin y rematado por los jemeres rojos, ahora se descompone miserablemente, mientras en todas partes los socialistas escapan del hedor buscando cobijo dentro del liberalismo económico, que no es que huela mejor pero al menos, aunque de manera espasmódica, se mueve. El anarquismo, no sabremos lo que es. Según la versión oficial es una filosofía peligrosa que ampara el desorden, el crimen y el caos. Eliminados por los comunistas en España al comienzo de la guerra civil, por los soviéticos en Rusia, en Estados Unidos desde Andrew Johnson y en fin, en todas partes. Ha sido satanizado hasta la nausea, a veces puede resultar muy útil tener un demonio a quien culpar. El anarquismo en realidad fundamentalmente sigue siendo el contrincante del despotismo, el espíritu de las asambleas obreras.

Las organizaciones obreras nacieron de forma más o menos espontánea durante la revolución industrial tras la desmantelación de la estructura gremial, propia del antiguo capitalismo mercantilista, como fruto de la manifiesta avaricia del liberalismo económico, el karma, las insurrecciones populares suelen proporcionarse segun la magnitud de la injusticia, asi que eran resueltamente violentas, aquello de “yo no seria tan ruso si tu no fueras tan americano” como decía la canción de Kiko Veneno. A mediados del siglo de la luces la importación de esclavos había adquirido una escala industrial y sus beneficios se cotizaban junto con los del café, el algodón, el azúcar, el índigo y el cacao.

A los nuevos capitalistas “liberales” nunca les entusiasmó la idea, pero las espantosas hambrunas que sacudían Francia obligaron al pueblo, aunque mal organizado, a enseñarle los dientes al poder. Salvajes incontrolados obviamente desquiciados arrojaban sus zapatos con ira brutal entre los engranajes de las indefensas maquinas y desde entonces ha quedado acuñado el terrible termino “sabotaje” (del francés sabot, zapato), una palabra equivalente a traición, una canallada del mas alto calibre; del hecho de hacerse rico a costa del hambre y la desesperación de los demás, el diccionario no ha aprendido nunca nada tan terminante.

El precursor de este tipo de acciones anticapitalistas fue el semimitico Ned Ludd , fundador del “ludismo”, que no tiene nada que ver con la afición a los juegos de azar. Se trataba de un movimiento popular que ademas de dejar un reguero de fabricas destruidas, mantuvo a raya durante unos años a un ejercito de diez mil soldados en Inglaterra. Todas las insurrecciones fueron masacradas, tambien en Francia, algo que no sería olvidado, como dejó claro el posterior invento de la guillotina. La revolución francesa es un acontecimiento crucial en la historia, el mundo no tiene memoria de nada parecido y jamás debería olvidarlo, la autoridad tradicional fue abolida, la libertad impuesta (“la montaña” esto es, el grupo de Danton, Marat y Robespierre lo llamó “el despotismo de la libertad”) y la primera carta de los derechos humanos fue escrita con sangre. Ciudadanos armados, albañiles, dependientes, putas y contables, fueron capaces de derrotar a los experimentados ejércitos austriacos, cuando estos quisieron aprovecharse de la situación. En cierto modo, esa conciencia de su propio poder que conserva el pueblo francés, se sigue manifestando todavía en la actualidad en las calles. Sin embargo el liberalismo económico, desatado en aquellos momentos, trajo la ruina a la revolución que se quedó en republica después de querer haber sido un imperio con Napoleón. Jean Cocteau dirá, mucho después, “Ninguna revolución permanece pura mas de quince minutos”.

En adelante, como un mal necesario, el concepto de organización obrera sería aceptado a regañadientes, después de todo, a cambio de unas pocas migajas, podían establecerse límites tan amplios como se quisiera y en cualquier caso dicen que hay que tener cerca a los amigos y a los enemigos aun más.

Teniendo en cuenta que en un primer momento los trabajadores carecían de bufetes de abogados, gabinetes de consejeros e incluso en demasiados casos, de cultura, únicamente lograron tener derecho a ser oportunamente pisoteados por la autoridad, a cobrar salarios de miseria y a disfrutar de interminables jornadas laborales.

Desde entonces la elite, para evitar que cese la producción, quiero decir, el incremento de sus beneficios, paulatinamente ha conseguido, de diferentes maneras, llegar a controlar el sindicalismo, dividiéndolo en un sistema de partidos, subvencionadlos y estableciendo huelgas reguladas con servicios mínimos que garanticen la inutilidad de la huelga, de tal forma que hoy son poco mas de una institución cualquiera, un departamento adjunto de la administración. Durante una conversación, un compañero de trabajo me decía hace algún tiempo, muy convencido “…no hay otra forma, no se puede andar haciendo experimentos con la economía…” como si el sistema vigente fuese una ciencia exacta y no un experimento, uno mas, no es el primero. Ni el bueno de Henry George, ni mucho mas tarde Keynes ni tantos otros han hallado la formula del equilibrio socioeconómico, el propio Adam Smith antes de escribir la apología del libertinaje financiero que le haría famoso, confeccionó la Teoría de los sentimientos morales, un manual de ética del que excluyó las relaciones económicas, como si fueran ajenas al conjunto de las conductas humanas. No es posible obviar que lamentablemente el capitalismo requiere que unos sean explotados en provecho de otros y aunque cueste reconocerlo es un hecho que, eventualmente, necesita de la guerra y de la esclavitud para sobrevivir. Todos y cada uno de los que nos beneficiamos de este orden de cosas, somos en mayor o menor medida responsables del sufrimiento del resto. Tranquilos, no soy islamista.

En la actualidad asistimos al fenómeno denominado “globalización” que no es más que un intento de súper estructuración bancaria mundial; quieren la moneda única, presumiendo que la paridad monetaria permitirá controlar mas eficientemente el flujo de capitales, lo cual es probable. No es menos cierto por otra parte que de esta forma se consigue la universalización (¿catolicismo económico?) y la perpetuación de las maneras actuales, una suerte de imperialismo definitivo. Ya me parece estar viendo a gente asquerosamente rica, rodeándose de esclavos tan ricos que en seguida harán desear al mundo entero la abolición de la libertad, ansiaremos la esclavitud, odiaremos tener absurdos derechos y además seguiremos creyéndonos muy listos.

Hoy el dinero es un algoritmo derivado de un puñado de variables como la producción y el consumo, es decir carece de un soporte físico, como el oro durante mercantilismo, la economía a gran escala, es una ciencia esotérica y oscura, en manos de unos nuevos magos aparentemente sin escrúpulos.

Keynes, a principios del siglo XX, se enfrentó inútilmente al problema de la especulación, sugiriendo algún tipo de vigilancia o control institucional, pero eso supondría, ceder cuota de poder a los políticos, lo cual y en eso estoy de acuerdo por esta vez, podría ser sumamente peligroso, dada la calaña del personal que ejerce esta función en el orden de cosas actual, además es un empeño inútil puesto que actualmente los Estados están permanentemente endeudados, dependen económicamente demasiado de aquellos a quienes se supone que tendrían que vigilar, de manera que las reglas del juego en realidad se parecen mucho a las de la película de los piratas del Caribe; son solo unas “directrices”.

Esta opaca elite mundial, en su enfermiza racionalidad, es posible suponer que en base a secretas investigaciones publicas ya habrá desarrollado graficas evolutivas y concebido a continuación drásticas soluciones contra la inminente sobrepoblación; nada nuevo, guerras, epidemias, ese tipo de instrumentos milenarios que emplearon los dioses cuando consideraban, de vez en cuando, que éramos demasiado molestos y aunque estos sistemas de control de la población de los que hablan los textos antiguos, eran de uso exclusivo divino, luego lo fue de las monarquías, así que porqué no ahora de la elite burguesa. De cualquier forma, con un poco de suerte el cambio climático se convierte en glaciación y así se ahorrarían tener que gestionar un nuevo genocidio. Por cierto, es muy probable que el incipiente cambio climático sea un fenómeno natural inevitable, del que la propaganda esta culpando a la gente y a las vacas, con la probable intención de aplicar, a nivel mundial, un nuevo impuesto sobre nuestra capacidad de contaminar que no se como van a pagar las vacas.

El capitalismo ha venido estableciendo desde sus orígenes, un ambiguo sistema de valores; a pesar del exhaustivo uso que se hace de la palabra “libre” (amor libre, mercado libre, cuba libre), en realidad se fomenta el servilismo, (“el cliente siempre tiene razón”) cuando no directamente la esclavitud (“el jefe siempre tiene razón”), Últimamente se esgrime y se intenta cínicamente potenciar la sinergia dentro de las empresas (donde los auténticos beneficios son exclusivamente privados y solo la sombra de una disminución de los mismos representa despidos automáticos). La sinergia es propia de una dialéctica cooperativista (donde se comparten los beneficios), uno de los peores demonios de la moral del capitalismo.

A pesar de tener pruebas más que suficientes de que estamos siendo estafados, la monstruosa maquina propagandística alinea constantemente nuestros limitados puntos de referencia y fija modelos de comportamiento parasitarios para toda una legión de adoradores del lujo, aspirantes a nuevos ricos, prestos a emular los vicios del poder (hay que reconocer que los vicios burgueses son los mejores, los obreros solo tienen el vicio de trabajar). Muy pocas personas se paran a pensar cuantos sacrificios han sido necesarios, incluso cuantas vidas ha costado este o aquel articulo tan fashion. Es muy difícil combatir contra el constante bombardeo de arquetipos. Uno de los efectos secundarios más perjudiciales en la actualidad, de esta forma de medicación psicológica de masas, es que la mayoría de la gente desprecia el valor del trabajo y solo desea poder ser como los glamorosos personajes de la tele. Esta perdida de vitalidad de la sociedad es algo que habría horrorizado al mismo Adam Smith.

Sus seguidores, claro, no tienen los mismos prejuicios, por eso se llevan el trabajo a lugares donde la esclavitud aun es posible, o provocan el desabastecimiento de cereal destinado al consumo humano, acaparando la producción mundial para invertirla en la industria del biodiesel, o se envían las tropas de la ONU a poner orden en una región africana y acaban en el otro extremo del país protegiendo las minas de Coltan, indispensable para la multimillonaria industria de los teléfonos celulares. Ahora se nos está haciendo creer que la piratería Somalí es una ramificación de Al Qaeda, buscando una justificación suficiente para poder actuar con toda contundencia, es mucho mas barato que se encarguen los militares, que los pagamos todos, al fin y al cabo ¿Quién suministra la munición?.

Nada de todo esto es un secreto, pero absortos como estamos únicamente en nuestro propio ombligo, un sin fin de flagrantes injusticias, pasan desapercibidas delante de nuestras narices de manera continua, hábilmente empaquetadas entre ingentes cantidades de fosforescentes banalidades, algo así como las hipotecas subprime.

Mientras, lentamente la sociedad va despertando; los griegos ya han intentado su pequeña revolución y ahora los franceses le echan un pulso al poder, es una lucha de desgaste que difícilmente se podrá ganar a menos que las cosas una vez mas, se pongan muy feas. El argumento popular es de una lógica de justicia: que paguen principalmente los que han causado el problema: los bancos. No estaría de más tampoco que la clase política diera asimismo ejemplo de austeridad, por no haber hecho bien los deberes y luego en última instancia, si fuera necesaria, que fuera solicitada nuestra ayuda, la de los ciudadanos; ese debería ser el orden correcto en la cadena de responsabilidades.

“Keep spending most our lives living in the Gangsta's Paradise” (seguimos gastando la mayor parte de nuestras vidas viviendo en el paraíso de los gangsters) creo que decía la canción de Coolio. Necesitamos transparencia en las relaciones, en las transacciones, en los objetivos, en las negociaciones.

Aunque la Gran Banca guarda una apariencia de solidez, en realidad el interés común que les mueve, el objeto de su deseo, los mantiene divididos y siempre andan a la gresca. Lo que les hace peligrosos es su capacidad de crear monstruos genocidas prácticamente de la nada y en cualquier caso hoy la tecnología proporciona armas de disuasión y control de masas realmente alucinantes.

Tal vez sea el momento de cambiar de estrategia, el camino de la escalada armamentística sencillamente no es camino, pero no debemos rendirnos. Como especie llevamos mas de 150.000 años de aquí para allá, a pesar de la hostilidad del entorno natural, a pesar de las canalladas que nos hacemos unos a otros, se podría decir que la humanidad ha crecido a un ritmo aproximado de 40.000 personas al año, no es mucho pero no nos hemos extinguido, muchas otras especies han desaparecido en ese preciso lapso de tiempo, nada misterioso en muchos casos, dicho sea de paso. En fin, ya va siendo hora de que la pirámide economica y social se transforme en algo mas parecido a un donut.