domingo, febrero 06, 2011

Sin titulo-1


Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los infieles dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes! Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque, entonces ¡dejadles en paz! Alá es indulgente, misericordioso”. (Sura 9-5, de “la espada”, El Corán).
Cuando por fin Europa se ve libre de la Inquisición, de los privilegios aristocráticos y las dictaduras militares, ahora que el mundo arabe se atreve a enfrentarse a sus dirigentes, cuando el único enemigo por delante es la Gran Banca, en estos momentos la Sura 9-5 es el caballo de batalla sobre el que galopan algunos iluminados, aunque también puede ser que solo sean vulgares empleados bien pagados de alguna maquiavélica agencia.
Morir matando mucho. Suena a desesperación, a estar acorralado, a victoria sin triunfo, pero sobre todo a crueldad calculada; sin mañana no hay compasión ni culpa, no hay dolor, solo un instante fulminante y el fin de varios días de infernal angustia, a pesar del cielo prometido. Los supervivientes, la mayoría posiblemente culpables también de haber ingerido alguna hamburguesa con apellido escocés, de no preguntar en que invierte el banco sus ahorros y de trabajar mas horas de las que deben, jamás entenderán, al igual que el resto del mundo, que cojones ha pasado. No hay mas mensaje que el miedo y la verdad es que funciona, como principio activo, actúa rápidamente y penetra en profundidad, sin embargo tiene efectos secundarios muy perjudiciales, estimula la secreción de enormes cantidades de sociopatógenos como el odio y el rencor, por lo que resulta muy desaconsejable su uso.
Los lideres intelectuales, los que no explotan, obviamente no pretenden traer el paraíso a la tierra, únicamente buscan una represalia sobre gente tan anónima como las victimas de nuestras guerras en sus propios países. Y es cierto que olvidamos permanentemente, que una injusticia en cualquier parte es una injusticia en todas partes, aunque esto no justifique nada, evidencia un flagrante despropósito, en verdad el mundo está sufriendo el alarmante proceso de desregulación del mercado laboral y las criticas consecuencias del despilfarro financiero, pero en otros momentos menos acuciantes tampoco se puede decir que la gente de los llamados países ricos hayan dado muestra de interés por la de terceros países, salvando honrosas excepciones lamentablemente insuficientes.
Puede que se vean a si mismos como una especie de medicación antibiótica contra una sociedad enferma, dado lo indiscriminado del tratamiento, pero es obvio que no se puede matar un concepto ni destruir una forma de vivir, asesinando gente a granel, de manera que puesto que no son unos ingenuos ni tampoco estupidos solo cabe pensar que tienen muy mala leche, por muy místicos que quieran ponerse. Tal vez el verdadero objetivo es solo la mera provocación, al fin y al cabo a los demonios occidentales, les vienen al pelo estas acciones de las que se valen para enarbolar decrépitos dogmas y otras arcaicas falacias. En cualquier caso, aunque a alguien, erróneamente, le pueda parecer que un ratio de 30/1 es un éxito estadístico en el marco de esta guerra secreta, no está teniendo en cuenta que además de el indeterminado numero de nuevos enemigos generado, con toda probabilidad una gran parte de las victimas no eran exactamente sus enemigos, de tal forma que el numero total de mamones por metro cuadrado en realidad fluctúa al alza. No entiendo la ventaja de esto, seguro que muchos musulmanes tampoco.
Parece que todo es cuestión de interpretaciones: “los meses sagrados” en la famosa Sura hacen referencia a un tiempo de cese de las perpetuas hostilidades en la zona, acordado por las tribus árabes y las ciudades que coincidía con las jornadas festivas en honor de los dioses locales durante las cuales se sucedían las ferias comerciales a lo largo de las rutas caravaneras. Empezaban en Marzo en Dumat al-Chandal, de Abril a Julio en las costas del Golfo Pérsico, de agosto a noviembre en Yemen y Hadramawt y de noviembre a Diciembre en Hichaz y Palestina. Los intereses comerciales incitaban a menudo, a quienes controlaban una determinada ruta, a financiar las algazúas de los beduinos contra otras rutas, con el fin de hacer ver que la suya era más segura, la “competitividad” no era entonces algo tan sofisticado como hoy en día. Ocurría que siempre había gente entre los adoradores del dios Almaqah de Saba, o del dios Suwa de los Hudayl o del dios Hubal de la tribu de los kalb, o de Yaqut de los Murad o de Yauq, dios de los Hamdan, o Nasr dios de los Du-l-kila en el Yemen, por poner algunos ejemplos, dispuesta a arruinar las fiestas de los dioses de los otros clanes, solos o aliados con cristianos nestorianos, judíos o bizantinos.
“No les matéis si se avienen a rezar y dar limosna” me parece una forma de hacer proselitismo a punta de espada mas que cuestionable y la explicación para la inusitada rapidez con la que se expandió el Islam. Pero esto no es nada nuevo, también los cristianos forjaron imperios por la gracia de Dios, la Biblia está sembrada de citas que encajarían perfectamente en el Corán, de hecho Mahoma respetaba el Libro y entendía su valor como aglutinante social, pero despreciaba el cristianismo y sobre todo el judaísmo porque ciertamente sus representantes no cumplían con sus preceptos. Tampoco cumplieron los mal llamados “islamistas” de los atentados del 11M y el 11S concretamente con esta Sura; los meses de Marzo y Septiembre son dos de los “meses sagrados”, pero claro siempre hay una aleya de la que echar mano: “Te preguntaran por el mes sagrado, por la guerra en él. Responde: Un combate en el es pecado grave, pero apartarse de la senda de Dios, ser infiel con el y la mezquita sagrada, expulsar a sus devotos de ella, es mas grave para Dios…”(2,214/217). Evidentemente de nuevo se están señalando sucesos históricos concretos, por lo que hacer uso del versículo en la actualidad es sacar las cosas de contexto, es lo malo de los libros sagrados, que pueden ser muy elasticos.


Bibliografia: "Los origenes del Islam" de Juan Vernet.