miércoles, diciembre 07, 2016

Seguid caminando, soñadores.

jueves, diciembre 01, 2016

La etimologia mola.



No sé por qué me gusta saber de dónde vienen las palabras, es algo que siempre me ha cautivado. Oyes una palabra, sabes a que se refiere y basta, pero cuando descubres el sentido original, el tiempo y el espacio del que proviene o mejor dicho la idea que tienes de ese mundo, se abre delante de ti, y cuanto más antiguo más fascinante resulta, sobretodo porque por alguna razón ese sonido articulado ha sobrevivido cientos de años, incluso milenios, muchos y más a menudo de lo que en principio se puede imaginar, porque las lenguas están hechas de un material muy maleable, es difícil leer un libro de hace unos pocos cientos de años aunque este escrito en la lengua materna.

Quizá este gusto por los arcaísmos me viene de aquella vez que leí sobre el desciframiento de la lengua hitita (hititas indoeuropeos, no los anteriores), cuando los investigadores averiguaron que “agua”, “water” en ingles, se decía en hitita “wasser”, la misma raíz. Tal vez mi interés empezó mucho antes, se me daba bien el latín en el instituto, no tuve la suerte de poder estudiar griego porque cambiaron el programa de estudios, cuando terminó la dictadura. Además el castellano es una lengua rica que contiene un número importante de arabismos, “Ojala”, “Aljibe”, “Almohada”…, si bien hoy en día en este mundo globalizado, no es una novedad, ya todos los idiomas tienen muchas influencias de lenguas muy dispares, pero cuando eres un niño viviendo en un régimen de puertas cerradas al resto del mundo, cualquier cosa extranjera resultaba exótica.

No hace mucho descubrí que los japoneses, resulta difícil de creer, al parecer han eliminado por razones éticas la palabra “ruido” que originalmente era el símbolo para “mujer” repetido tres veces, como bosque es árbol+árbol+árbol, sustituyéndola por el anglicismo “noise”, no deja de sorprenderme lo disciplinados que son en Japón, normalmente los idiomas evolucionan de una manera bastante más aleatoria. El caso es que hurgando en el diccionario electrónico sumerio de la universidad de Pennsylvania, he tropezado con una referencia curiosa y ya sé, no es el pasatiempo habitual de la mayoría, lo curioso es que no ha sido difícil, era la primera palabra de la letra L, concretamente la palabra “la” o exactamente “la6”. Que se representa así:
                                                       
             
Significa “inundación”, y como la mayoría de las palabras de una sola silaba que suelen ser las más antiguas, comprende una serie de significados relacionados: humedad, empapar, etc.. Pero la gracia del descubrimiento está en su equivalente acadio, que por fortuna proporciona el ePSD, y que presumiblemente es tan antiguo como el término sumerio. Los Egipcios llamaban a su rio, Iteru o divinizado Hapy, sin embargo el nombre por el que todos lo conocemos hoy, los expertos lo hacen derivar de la palabra árabe nalah, que significa valle o rio, aunque actualmente en árabe rio se dice wadi, por lo que yo sé, pero bueno el punto es que los griegos, los clásicos, cuando no lo llaman Aegyptos lo llaman Nailos, de ahí Nilo, sin que quede muy claro quien tomó el termino de quien.
“Nilu”, es el termino acadio para “inundación”, palabra que define muy bien el comportamiento del Nilo antes de la construcción de la presa de Assuan. Hay que recordar que originalmente las lenguas semíticas solo escribían las consonantes, así que la raíz consonántica “nl” de la palabra “nalah”, hace que la interpretación de su origen a partir del árabe, puesto que está emparentado con el acadio, sea perfectamente válida, sin embargo esta precisión probablemente permite remontar el origen de la palabra tres mil años cuando menos.