”Hay más cosas en el
cielo y la tierra, Horacio, de las que se sueñan en tu filosofía” -
Hamlet (1.5.167 - 8), W. Shakespeare.
A Platón le gustaba la democracia tanto como a Sir Roger Penrose la mecánica cuántica. Salvando la distancia en el tiempo, evidentemente ambos saben que son sistemas que funcionan, pero les asusta lo pronto que degeneran las cosas cuando el materialismo se apodera de nuestras mentes.
El materialismo nació del triunfo de la razón sobre la
superstición, durante las revoluciones sociales del XVIII y se basa
fundamentalmente en que la única realidad es la material por lo que la
metafísica; cosas como el “pienso luego existo” de Descartes fueron expulsadas
de la ciencia junto con Dios y todos los demonios. Ha resultado ser un
arriesgado volantazo: creaciones mentales como los derechos humanos han salido
despedidos por la ventana y están a punto de desprenderse del vehículo. Después
de despropósitos como la energía de fisión o fiascos como el de la física
molecular, algunos desengañados están retomando el tema; al fin y al cabo nada
debe quedar fuera de la observación y la experimentación, de manera que al
parecer están intentando recuperar una idea que ya esbozó el propio Platón, una
forma de abordar el problema de la consciencia, la idea la muerte, la de Dios y
esas cosas prohibidas por los escépticos; la propuesta es que la consciencia no
está contenida en el cerebro, sino que al igual que el magnetismo de un imán,
abarca todo el cuerpo y se extiende más allá, mezclándose invisiblemente con
otros campos, formando en definitiva un solo campo que vibra y fluctúa a lo
largo de todo el universo. El concepto de campo tampoco es una idea reciente,
no es un invento de la física cuántica, lo acuñó Faraday.
El materialismo está herido, al menos en los ámbitos
académicos, de tal manera que la realidad material no es ya lo fundamental, lo
esencial; el ser, la materia son solo grumos de un gigantesco batido de energía,
por decirlo de alguna manera. Los campos cuánticos conforman el espacio-tiempo
y no están hechos de nada, es la materia la que está hecha de campos. El
escepticismo es algo razonable siempre y cuando no haya ningún experimento que
corrobore una teoría; no es este el caso. El enfoque, la nueva perspectiva
deriva del hecho de que las partículas que componen la materia no son bolitas
estériles, o canicas esféricas que giran; carecen de forma definida. Un
electrón tiene una vida mucho más complicada de lo que pensamos, interactúa,
comparte información, tiene vida social por así decirlo y el grupo de amigos de
su red social abarca todo el universo. Los científicos lo llaman entrelazamiento
cuántico, fue predicho matemáticamente y se ha comprobado experimentalmente en
distintas ocasiones. Dos partículas, dos electrones por ejemplo, procedentes de
una misma fuente, comparten vínculos independientemente de la distancia que las
separe; Einstein lo consideraba algo escalofriante.
Pero así es, cualquier cambio por el que se pueda ver
afectado uno de los electrones, se manifiesta instantáneamente en el otro; esto
último es lo que fastidiaba a Einstein en realidad, que el proceso era
aparentemente más rápido que la luz. Dos de los experimentos se llevaron a cabo
a grandes distancias, uno se realizó sobre la superficie terrestre y otro entre
un satélite y la tierra, con el mismo resultado, lo que sugiere que tanto la
distancia como el tiempo son irrelevantes, cabe pensar pues que el campo de la
información no se encuentra sometido a la tiranía de la velocidad de la luz y
que por tanto existen realidades más allá de lo que consideramos real. La existencia de un medio que enlaza de
alguna manera todas las mentes, todos los datos, toda la información del
universo, puede sonar muy del estilo de los Borgs, mentes colmena y tal, pero
que va, no es que la individualidad sea fútil, muy al contrario, es muy
importante que la visión que cada ser vivo tiene del mundo desde sus
capacidades y circunstancia particular sea tan diferente como sea posible de la
del resto, porque el campo de información se enriquece con la variedad de
perspectivas. Por otra parte siempre hay que recordar que, parafraseando a un
materialista acérrimo como Feynman, en materias de esta índole lo importante no
es creer o confiar, es necesario dudar. Cuestionarnos a nosotros mismos en
definitiva y estar abierto a otras posibilidades.
El problema que tienen los
investigadores reside tal vez en que están acostumbrados a buscar respuestas
con instrumentos basados en el espectro electromagnético conocido, sin que se sepa
realmente cuáles son los límites del mismo, por tanto tal vez incapaces de detectar sutilezas como el presunto
campo de información, así que todavía hemos de andar de puntillas en todo este
asunto de la consciencia. Paradójicamente el concepto, es una idea que de alguna manera
ya están explotando las corporaciones, gobiernos y demás, creando perfiles, clasificándonos,
realizando estadísticas y planificando estrategias con ayuda de internet, con
fines parecidos a los que condujeron a la construcción de bombas atómicas.
A pesar de todo lo dicho, lo cierto es las cosas son más o
menos reales desde el punto de vista material, en función del grado de
interacción con el campo de Higgs, sin embargo partículas como lo fotones por
ejemplo, que componen la luz, pasan completamente de Higgs y su campo, son
partículas inmateriales, inexistentes por tanto desde el punto de vista
estrictamente materialista y sin embargo ahí están, como los neutrinos que ni
siquiera vemos. Según el segundo principio de la termodinámica, una de las
leyes más sagradas, teóricamente la información no puede perderse; cosas más
raras se han visto, pues bien, la evidencia de que la información se conserva
parece ser tan abrumadora que ha hecho cambiar de forma de pensar al propio Stephen
Hawking y lo menciono no porque sea un gran científico, que sin duda lo es,
sino porque al parecer su recalcitrante tozudez era proverbial.
Es curioso que el ancestral corpus de toda la filosofía
oriental soporte este particular punto de vista holístico que subyace dentro de
la física cuántica; el observador no es diferente del observado…
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