viernes, junio 30, 2017

Emanaciones del espacio-tiempo.



”Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, de las que se sueñan en tu filosofía”   - Hamlet (1.5.167 - 8), W. Shakespeare.


A Platón le gustaba la democracia tanto como a Sir Roger Penrose la mecánica cuántica. Salvando la distancia en el tiempo, evidentemente ambos saben que son sistemas que funcionan, pero les asusta lo pronto que degeneran las cosas cuando el materialismo se apodera de nuestras mentes.

El materialismo nació del triunfo de la razón sobre la superstición, durante las revoluciones sociales del XVIII y se basa fundamentalmente en que la única realidad es la material por lo que la metafísica; cosas como el “pienso luego existo” de Descartes fueron expulsadas de la ciencia junto con Dios y todos los demonios. Ha resultado ser un arriesgado volantazo: creaciones mentales como los derechos humanos han salido despedidos por la ventana y están a punto de desprenderse del vehículo. Después de despropósitos como la energía de fisión o fiascos como el de la física molecular, algunos desengañados están retomando el tema; al fin y al cabo nada debe quedar fuera de la observación y la experimentación, de manera que al parecer están intentando recuperar una idea que ya esbozó el propio Platón, una forma de abordar el problema de la consciencia, la idea la muerte, la de Dios y esas cosas prohibidas por los escépticos; la propuesta es que la consciencia no está contenida en el cerebro, sino que al igual que el magnetismo de un imán, abarca todo el cuerpo y se extiende más allá, mezclándose invisiblemente con otros campos, formando en definitiva un solo campo que vibra y fluctúa a lo largo de todo el universo. El concepto de campo tampoco es una idea reciente, no es un invento de la física cuántica, lo acuñó Faraday.

El materialismo está herido, al menos en los ámbitos académicos, de tal manera que la realidad material no es ya lo fundamental, lo esencial; el ser, la materia son solo grumos de un gigantesco batido de energía, por decirlo de alguna manera. Los campos cuánticos conforman el espacio-tiempo y no están hechos de nada, es la materia la que está hecha de campos. El escepticismo es algo razonable siempre y cuando no haya ningún experimento que corrobore una teoría; no es este el caso. El enfoque, la nueva perspectiva deriva del hecho de que las partículas que componen la materia no son bolitas estériles, o canicas esféricas que giran; carecen de forma definida. Un electrón tiene una vida mucho más complicada de lo que pensamos, interactúa, comparte información, tiene vida social por así decirlo y el grupo de amigos de su red social abarca todo el universo. Los científicos lo llaman entrelazamiento cuántico, fue predicho matemáticamente y se ha comprobado experimentalmente en distintas ocasiones. Dos partículas, dos electrones por ejemplo, procedentes de una misma fuente, comparten vínculos independientemente de la distancia que las separe; Einstein lo consideraba algo escalofriante.



Pero así es, cualquier cambio por el que se pueda ver afectado uno de los electrones, se manifiesta instantáneamente en el otro; esto último es lo que fastidiaba a Einstein en realidad, que el proceso era aparentemente más rápido que la luz. Dos de los experimentos se llevaron a cabo a grandes distancias, uno se realizó sobre la superficie terrestre y otro entre un satélite y la tierra, con el mismo resultado, lo que sugiere que tanto la distancia como el tiempo son irrelevantes, cabe pensar pues que el campo de la información no se encuentra sometido a la tiranía de la velocidad de la luz y que por tanto existen realidades más allá de lo que consideramos real.  La existencia de un medio que enlaza de alguna manera todas las mentes, todos los datos, toda la información del universo, puede sonar muy del estilo de los Borgs, mentes colmena y tal, pero que va, no es que la individualidad sea fútil, muy al contrario, es muy importante que la visión que cada ser vivo tiene del mundo desde sus capacidades y circunstancia particular sea tan diferente como sea posible de la del resto, porque el campo de información se enriquece con la variedad de perspectivas. Por otra parte siempre hay que recordar que, parafraseando a un materialista acérrimo como Feynman, en materias de esta índole lo importante no es creer o confiar, es necesario dudar. Cuestionarnos a nosotros mismos en definitiva y estar abierto a otras posibilidades. 

El problema que tienen los investigadores reside tal vez en que están acostumbrados a buscar respuestas con instrumentos basados en el espectro electromagnético conocido, sin que se sepa realmente cuáles son los límites del mismo, por tanto tal vez  incapaces de detectar sutilezas como el presunto campo de información, así que todavía hemos de andar de puntillas en todo este asunto de la consciencia. Paradójicamente  el concepto, es una idea que de alguna manera ya están explotando las corporaciones, gobiernos y demás, creando perfiles, clasificándonos, realizando estadísticas y planificando estrategias con ayuda de internet, con fines parecidos a los que condujeron a la construcción de bombas atómicas.  

A pesar de todo lo dicho, lo cierto es las cosas son más o menos reales desde el punto de vista material, en función del grado de interacción con el campo de Higgs, sin embargo partículas como lo fotones por ejemplo, que componen la luz, pasan completamente de Higgs y su campo, son partículas inmateriales, inexistentes por tanto desde el punto de vista estrictamente materialista y sin embargo ahí están, como los neutrinos que ni siquiera vemos. Según el segundo principio de la termodinámica, una de las leyes más sagradas, teóricamente la información no puede perderse; cosas más raras se han visto, pues bien, la evidencia de que la información se conserva parece ser tan abrumadora que ha hecho cambiar de forma de pensar al propio Stephen Hawking y lo menciono no porque sea un gran científico, que sin duda lo es, sino porque al parecer su recalcitrante tozudez era proverbial.

Es curioso que el ancestral corpus de toda la filosofía oriental soporte este particular punto de vista holístico que subyace dentro de la física cuántica; el observador no es diferente del observado…


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